Nota del editor: Este artículo fue escrito por Neal Gomberg y es la segunda parte de su serie "The Songwriter's Toolbox". No dejes de leer la primera parte aquí.]
Se ha dicho que escribir sobre música es como bailar sobre arquitectura. Es tan subjetivo y desafía el análisis que no tiene sentido.
Pero estoy escribiendo sobre letras, no sobre música, así que ahí va.
Para empezar, las reglas de escritura de letras están hechas para romperse. Por ejemplo, por cada autoridad autoproclamada que decreta que las letras deben rimar, hay docenas de grandes canciones con letras que no riman.
O algún experto en música sostiene que sólo las rimas perfectas como "amor" y "encima" son aceptables, mientras que las rimas imperfectas como "amor" y "suficiente" no lo son. Pero algunas de las mejores letras jamás escritas utilizan rimas imperfectas.
Lo que nos lleva a la conclusión número uno: cuando se miran objetivamente, está claro que las letras son subjetivas.
Aquí hay una prueba:
- Las letras trilladas y cursis de un oyente son la poesía que conmueve el alma de otro.
- Una canción de amor te ahoga, pero hace que la persona que amas se ahogue.
- Una canción con una letra increíble se queda en nada, mientras que otra, atiborrada de clichés que dan grima y rimas obvias, se convierte en un mega éxito.
- Una canción te remacha con su letra, mientras que otra te pone en pie y baila, ajena a sus palabras.
Lo que nos lleva a la segunda conclusión: las letras son cruciales, excepto cuando no lo son.
Y luego está lo siguiente: en muchas de las mejores canciones, el significado de la letra está muy claro. Pero en muchas de las otras mejores canciones, la letra es vaga y está abierta a la interpretación.
Si eres compositor, probablemente sepas que la ruta de la letra clara requiere un enfoque más cerebral. Por lo general, eso significa saber exactamente de qué trata la canción antes de escribirla y pensar muy conscientemente en lo que se quiere decir.
En cambio, las letras crípticas, cuyo significado está en los oídos del espectador, exigen un enfoque más consciente. Los escritores que utilizan este proceso dicen que cuando empiezan a trabajar en una canción no tienen ni idea de qué tratará, confiando en que en algún momento del camino se les revelará su significado.
Suelen empezar por grabarse a sí mismos rasgando algunos acordes y cantando cualquier verborrea aleatoria que salga de su subconsciente. A menudo, así es como se les ocurre el título o el estribillo de la canción. La mayoría de las veces, descubren que entre la ensalada de palabras que habían cantado había verdaderas joyas líricas que poco a poco van convirtiendo en una canción completa.
Algunos de los compositores más exitosos utilizan ambos enfoques, a veces terminando con letras estelares y directas y otras veces con un lenguaje poderoso e imágenes que no podrían ser más vagas, pero que de alguna manera resuenan.
Dicho esto, no hay ninguna razón por la que no puedas optar por cualquier enfoque que te funcione en una canción determinada.
Lo que nos lleva a esta conclusión final: hay más de una manera de escribir letras y mucho más de un artículo de información sobre la escritura de letras.
Así pues, el próximo artículo de esta serie continuada te traerá lo que espero que sean más ideas y herramientas indispensables para la escritura de letras que puedas añadir a tu caja de herramientas de compositor.
Hasta entonces, rompe las reglas, hazle caso a los expertos, silencia la parte de tu cerebro que dice "eso no tiene sentido" y, ¿quién sabe? La próxima canción que escribas podría tener la mejor letra que hayas escrito nunca.
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